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“Nuestra sociedad está adaptada a algo desadaptado”
Su trabajo consiste en decir quién es lo suficientemente “normal” de la mente como para afrontar un juicio y quién no. El problema de este sicólogo es que trabaja en un país donde las fronteras entre una cosa y otra son vagas. En El Salvador, dice, habría que redefinir qué es normalidad y qué anormalidad. En todo caso, o te adaptas o enloqueces.

Fecha inválida
Carlos Martínez y Daniel Valencia. Fotografías: Fréderick Meza

Néstor Francisco Recinos. Foto Frederick Meza
 
Néstor Francisco Recinos. Foto Frederick Meza

¿Cómo es el proceso de evaluación de un reo?
Viene el sujeto bajo custodia policial, y luego de una orden judicial se le somete a los diferentes exámenes solicitados.

¿Cuál es el procedimiento?
El peritaje sicológico tiene dos protocolos: uno muy complejo que incluye los datos de identificación del caso, datos generales, resumen del expediente, el relato de los hechos según el individuo y su historia longitudinal, o sea la historia de su vida, infancia, adolescencia, adultez, para ir conformando las condiciones que propiciaron el desarrollo de formación de una personalidad normal. Luego se recaban antecedentes específicos de las personas: médicos, quirúrgicos, traumáticos, refiriéndose a fracturas que puedan tener. Hay personas que tiene golpes en la cabeza de chiquitos, perdieron el conocimiento y no saben por qué su conducta es así. Si ha tenido reincidencias en la parte judicial. También hay una parte multidisciplinaria con exámenes médicos, toxicológicos y de trabajo social.

¿El evaluador en todo el proceso es una sola persona?
Sí. Pero en determinados casos hay una evaluación multidisciplinaria. Las técnicas que se utilizan son la entrevista, las técnicas del examen mental y la aplicación de pruebas sicológicas de tipo proyectivas: por medio de dibujos obtener algún tipo de características de personalidad complementarias.

¿Qué responde un acusado en estas pruebas?
Siempre niega todo.

¿Estas evaluaciones ocurren en todos los casos, o solo en los que hay sospechas de perturbaciones mentales?
Depende muchas veces de criterios de la Fiscalía y de muchos jueces. Hay jueces que no lo solicitan, y hay jueces que los mandan a todos. En Soyapango, por ejemplo, todo imputado es sometido a una evaluación sicológica por petición de la Fiscalía.

¿Por qué?
Con el fin de que no haya ningún tipo de estrategia de la defensa para decir que andaba ebrio, drogado o no andaba en sus cinco sentidos para cometer el ilícito.

¿O será porque creen que están locos?
Todos vienen, entre comillas, estables mentalmente. Hasta el momento no se ha mandado ningún bueno al hospital siquiátrico, ni a ningún enfermo mental a un centro penal normal. Porque también sucede que hay individuos mentalmente sanos que tratan de hacerte una simulación de una enfermedad mental, para no ir a un centro penal sino a un manicomio.

¿Cuánto tiempo dura el proceso de evaluación?
Una hora. Aquí hay gente con experiencia. Yo tengo 17 años de experiencia.

¿Una hora es suficiente para determinar las condiciones mentales de un acusado?
Claro que sí, incluso menos. Para detectar una esquizofrenia los libros te dicen que solo podés ver: alucinaciones, autismo, ambivalencia afectiva y afecto inapropiado. Esas cuatro cositas ya te dicen que hay esquizofrenia. Eso se detecta rápido.

¿Una sola sesión?
Por la misma técnica de la sicología: si un sicólogo clínico aborda a alguien, hay un proceso de transferencia, de empatía con la persona. Para romper eso, es necesario que solo lo vea una hora. En otros países es necesario verlo más veces, pero la dinámica de la violencia en este país es muy corta. Hay 72 horas de plazo cuando un reo cae, y en esas 72 horas hay que hacerle todo lo habido y por haber. Y eso debe ser incorporado en el proceso judicial. Tenemos hasta 10 reos programados diariamente.

¿De verdad hay interés en establecer el estado mental de los agresores?
La Fiscalía casi siempre se preocupa por la víctima, más que por establecer el estado de salud del imputado. Como el caso del violador en serie: un pedófilo de tipo depredador, que persigue a las víctimas y es sádico. En esos casos a la ley no le importa conocer su evaluación; lo único que le interesa es establecer que él conocía las consecuencias de su conducta.

¿Pero una persona con esas perturbaciones es hábil para enfrentar un juicio?
Claro. No tiene ningún impedimento mental.

¿Qué patrones o características debe presentar una persona para que se le declare inhábil para enfrentar un proceso penal?
Son cuatro según el Código Procesal Penal: que padezca enajenación mental, que tenga una grave perturbación de la conciencia, un desarrollo síquico retardado o incompleto.

Tradúzcanos eso.
La enajenación mental es equivalente a una esquizofrenia o sicosis. La grave perturbación de la conciencia a que la persona en un momento determinado pueda adolecer de un ataque epiléptico, quedar en estupor de su conciencia, o como andar desconectado de la realidad. Y puede cometer un delito en esos momentos. El desarrollo síquico retardado es el que tiene retraso mental, o por ejemplo ser ciego, sordo o mudo.

¿Ser sordo o mudo te exime de un delito?
Recuerde que los esquemas morales se incorporan a través del oído. Y cuando una persona no ha incorporado la norma social de derecho, ¿qué sabe él que golpear a alguien o agarrar un cuchillo y atacar no está bien? No tiene un concepto. Hay que ver eso cuando son personas no escolarizadas. Un sordo que se comunica a través de un sistema de señas ya no se puede eximir, porque ha incorporado las normas sociales.

¿A qué porcentaje de casos ustedes los declaran inhábiles para afrontar un juicio?
Un 5%.

¿Eso me lo dice a ojo de buen cubero o existe una estadística?
No se lleva ese tipo de registros.

¿No sabemos a qué se debe este 5% entonces?
No existe esa estadística, pero generalmente la enajenación mental obtiene el primer lugar, luego el desarrollo síquico retardado o retraso mental, moderado o más alto.

¿Y del 95% restante qué podemos decir?
Que conocen lo bueno y lo malo de su actuar. Para emitir un perfil estándar, podríamos decir que dentro de las cosas que se encuentran está la inmadurez emocional, la tendencia al consumo de drogas y alcohol, la baja escolaridad, la condición demográfica, no tener acceso a la educación y al trabajo, y características de personalidad muy impulsivas especialmente en cuanto al manejo de la agresividad.

Soy un muchacho normal, pero tomo a una chica y antes de matarla le corto las orejas, le corto los dedos… ¡Y se supone que estoy sano! ¿Qué habita en la cabeza de una persona como esta para torturar y luego tomarse una Coca Cola tranquilamente?
Muchas veces podemos saber que la conformación de los trastornos de conductas antisociales en un joven ya se encuentran presentes: frialdad emocional y la ausencia de sentimientos de culpa son los más frecuentes en este tipo de trastornos. Una persona que ha aprendido en su contexto social a utilizar la violencia como forma de solucionar sus problemas tiene adentro del siquismo esa manera de responder. Introyecta esa situación. Súmele a eso las características de personalidad que podrían darse en el trastorno antisocial de la personalidad: un ambiente familiar donde la violencia es la forma para solucionar los problemas, y un medio social, una comunidad, donde las relaciones entre ellos son así, puede llevar a una persona a ir conformando un trastorno de personalidad antisocial. O más aún: lo que se llama un trastorno sicopático de la personalidad, donde hay un daño cerebral y donde el centro de las emociones está anulado.

¿El entorno determina si alguien es homicida o no?
Siempre hay que conjugar las variables personales con la interacción del ambiente. En esa relación es que se va conformando una simbiosis. Las teorías modernas hablan de la subcultura delictiva en una sociedad.

¿Qué es eso?
En la sociedad existen culturas del tipo delictivas donde es permitido robar, matar, hay impunidad. Los mensajes que mandan a la sociedad son esos. Los individuos van introyectando en sí mismos esa cultura delictiva como forma de sobrevivir o solucionar sus problemas.

Dicho así pareciera que cualquiera, sometido a determinado elementos del contexto, sería capaz de tomar una tijera y hacer locuras con ella.
Claro. Es que el  individuo no se desarrolla aisladamente. El individuo va introyectando en su siquismo lo que el ambiente le refleja.

¿Potencialmente ser un homicida está en todos?
Está en todos. Lo que diferencia es que hay personas que tienen factores preventivos, que no han aprehendido que su mundo es así de violento, tienen familia, valores, controles sociales como ir a la iglesia, el trabajo o la universidad. Una persona excluida de las condiciones que pueda proporcionar una sociedad para su desarrollo normal, ¿qué tendrá si su medio ambiente es anormal? Dependerá de la introyección de toda esa anormalidad y lo va a ver natural.

¿Hay algo biológico?
No podemos descartar el componente biológico hereditario. En países de occidente, Canadá, Estados Unidos, España, le echan la culpa al individuo, la sociedad es perfecta. Pero en países como el nuestro, el componente biológico se queda corto porque la sociedad no es tan perfecta. En Centroamérica, los últimos estudios están demostrando que son muchas condiciones de la sociedad e inclusive del mismo tratamiento que se le da al problema, los que están incrementando la violencia. ¿Y eso qué hace? Que la persona se va socializando con la violencia. ¿Y qué es la socialización? La incorporación de normas, valores y principios, formas de explicarse el mundo en la personalidad en desarrollo.

No es novedoso que se utilice a niños de 12 o 13 años para cometer actos de barbarie. Cada vez más las pandillas bajan la edad de las personas a quienes utilizan como sicarios. ¿Qué hace que un niño se pueda convertir en un homicida sádico?
Hay muchos componentes. La personalidad del niño está en desarrollo, la conciencia del niño no está funcionando en su plenitud, el niño puede ser socializado para cometer y observar ese tipo de delitos, e inducirle una norma, un valor o un principio que hacerlo es bueno. Para que ese niño llegue a empuñar un arma contra una persona ha sido sensibilizado, matando un perro, observando...

¿Un niño que hace eso tiene marcha atrás?
No hay programas de rehabilitación, no hay centros. Están ideologizados, ese es el efecto del doble espejo: mis sentimientos siempre son invertidos cuando se refieren a los otros. En mi comunidad, tengo afecto, soy solidario, lloro porque mataron a uno de los míos; pero al momento de tener un contacto con los adversarios utilizo ese bloqueo emocional, pero no es un bloqueo emocional, son valores, normas y principios de tipo cognitivos, que se han ido incorporando.

Háblenos de casos.
Recuerdo a una persona con muchos impactos de bala en su cuerpo, todo tatuado, el Blue. Le preguntamos: ¿hasta cuándo vas a vivir vos? Ahora fijate su cosmovisión: “Hasta que encuentre a alguien que tenga pulso”. Mirá la manera en que ve el mundo. Como la niña que vi de 14 años, de Apopa: el papá la mandaba con un revólver a vender marihuana a la escuela. ¡El papá! Decía ella. “¿Para qué me tengo que enamorar de la vida si me voy a casar con la muerte?” Cosas de ese tipo.

¿Hay quienes hablan de forma clara?
El caso de una señora que tenía cinco hijos. Se enamoró de un sereno que la dejó embarazada, tuvo a su hijo y al solo nacer la niña la ahorcó con el mismo calzón. Esa es la única vez que me han dicho a mí: “Sí, la maté, ¿para qué voy a traer a otro niño a sufrir a este mundo? Ya tengo cinco”. 

Hablemos de las víctimas. ¿Cuánto daño hay en la calle y cuán profundo es?
Un daño muy profundo. Nos hemos vuelto una sociedad sin un duelo resuelto sicológicamente hablando, por todas las personas que han muerto. Esos duelos llevan etapas. En otros países las personas son asistidas para que puedan vivir su duelo. Si tenemos cerca de 4 mil homicidios anuales, son 4 mil familias sin un duelo resuelto. La sociedad salvadoreña presenta muchas características de duelos no resueltos, y esto generalmente produce enfermedades o trastornos sicológicos o depresiones profundas en la sociedad, y una sociedad con una depresión profunda va hacia un alto consumo de drogas y alcohol. También hay problemas ansiosos, como trastornos del sueño u otras.

Las niñas que fueron víctimas de este violador en serie de La Tiendona, ¿van a ser mujeres normales?
Generalmente esa huella dura para toda la vida y al durar para toda la vida esa niña pues no va a ser una persona normal, siempre va a tener una fractura en el desarrollo normal de su personalidad y eso le puede repercutir si no es tratada a tiempo, dependiendo de la edad o el grado de erotización de la violación, si quien la agredió es un familiar o no, o el tiempo de exposición... Si la niña tiene ayuda familiar, soporte familiar bueno, si tiene recursos de ir a un sicólogo o siquiatra, si no ha habido estigmatización de la víctima por parte de la comunidad en la que se da -que esto es a veces más dañino que el trauma-, entonces podrá vivir con el trauma o que este se agudice en la pubertad.

¿En las víctimas la conducta general es “me pasó esto y para toda la vida agacho la cabeza”?
Generalmente cuando hay impunidad en los casos que se ventilan en los tribunales, sucede que la víctima sale así como tú dices, pero hay algo reparador cuando la víctima ve que el agresor es condenado.

La posibilidad de ser víctimas de violencia es latente siempre, convivimos con eso todos los días. ¿Qué le pasa a una sociedad cuando es esa su cotidianidad?
Primero hay que hacer una revisión a lo que es normalidad y lo que es anormalidad, o lo que es ser adaptado o desadaptado. De hecho nuestra sociedad está adaptada a algo desadaptado, a esa cotidianidad violenta la familia salvadoreña se ha adaptado. Por sus características de personalidad, algunos pueden presentar un incremento mayor de un rasgo paranoide.

¿Qué es eso?
La hipervigilancia, la suspicacia, la seguridad de daño, específicamente. Como que los mecanismos de la sociedad van haciendo que nos vayamos adaptando a eso. Primero porque nos lo naturaliza, lo legitima en otros casos y lo oculta en otros. Eso va influyendo en las personas. Aquí hay un muerto y todo mundo está encima de él.

Supongo que si nos traumáramos cada vez que viéramos un cadáver, estaríamos todos locos.
En esta sociedad quien no se adapta a esta desadaptación se expone a trastornos paranoides. Pero hay aparatos específicos que se encargan de eso. Si no, mirá el gran rating que tiene en la tele la gente llorando encima del cadáver o cuerpos a los que les están haciendo la autopsia mientras la familia come. ¿Qué están haciendo los medios ahí? Insensibilizando.

¿Cómo se explica una sociedad tan violenta desde la sicología?
Te pongo un ejemplo: la teoría de la anomia social, cerca de los 50s, que dice que la sociedad te pone modelos, el tipo de hombre que quiere la sociedad, pero no te da los medios para poder reproducir a ese hombre. El grupo normativo establece el perfil de hombres, pero a la gente no se le ofrecen medios de movilidad social, entonces hay que delinquir para alcanzar ese modelo que no se puede de otro modo. Esa es una teoría. Otra del control social te dice que si un individuo va a la escuela, familia, al trabajo, se le puede tener controlado, pero si no hay nada de eso, no. O la falta de relaciones ciudadanas. Cuando no hay relaciones ciudadanas hay violencia. Una manera de fomentarlas es el uso de los espacios públicos, pero no hay espacios públicos en esta ciudad. Solo los hay privados. Establecer ese tipo de cosas prevendría mucho la violencia.

Néstor Francisco Recinos. Foto Frederick Meza
 
Néstor Francisco Recinos. Foto Frederick Meza

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