Bitácora / Normalización de la violencia
Las verdades del Sr. Lotto

¿Por qué los estudiantes de institutos técnicos tienen una lucha a muerte con los estudiantes nacionales en El Salvador? ¿Qué ganan, qué pierden? ¿Qué pasa cuando ya dejan el instituto? ¿Siguen pensando en el otro como enemigo? ¿Vale la pena? Estas son las verdades del Sr. Lotto.


Fecha inválida
Daniel Valencia Caravantes

La primera vez que supe del Sr. Lotto fue gracias a Facebook. Entre los cientos de estudiantes suscritos a la página oficial de uno de los institutos nacionales de El Salvador, su perfil llamó mi atención por la foto que lo anunciaba. Era demasiado atractiva como para pasarla desapercibida: el Sr. Lotto posaba, desafiante, debajo del marco de una puerta de un salón de clases, armado con un machete tan largo como sus brazos de joven de 17 años (creo que esa edad tenía cuando le tomaron esa foto).

Por esas fechas investigábamos qué había detrás de los asesinatos de jóvenes estudiantes en el país, tema que estuvo de moda en los medios de comunicación pero que ahora ha pasado a segundo plano. Cosas de la agenda de país: se acabó a finales de 2011 el año lectivo, se vinieron las vacaciones, apenas inicia el nuevo año lectivo, se vienen las elecciones municipales y legislativas, y aunque enero ha superado a todos losmuertosasesinadoslamayoríaconarmadefuego de otros eneros, solo dos de los asesinados en el primer mes del año han sido “estudiantes”. 

Allá por agosto de 2011, sin embargo, la cosa estaba seria. Así que también nos contagiamos y le seguimos la pista al asesinato de Saúl Cedillos, un ex estudiante del Instituto Nacional Francisco Morazán asesinado en una colonia de Soyapango, alejada una decena de kilómetros de su residencia, en Mejicanos. Queríamos entender con su caso qué había detrás del centenar de estudiantes asesinados en 2011.

Saúl Cedillos, como el Sr. Lotto, y como un amigo del Sr. Lotto, era simpatizante de la “raza nacional”, una pandilla estudiantil que admite a jóvenes ansiosos por defender la principal creencia del grupo: acabar con la “raza técnica”. La primera, por fuerzas de la inercia propia que empuja a jóvenes en los territorios más violentos del país, hoy día es una pandilla estudiantil que simpatiza –se identifica también– con la pandilla del Barrio 18, y no necesariamente eso significa que sean pandilleros brincados. La segunda, por las mismas razones, se inclina más hacia la Mara Salvatrucha (MS-13).

Para muchosmuchísimosdemasiados jóvenes de El Salvador, vivir donde viven o decidir su casa de estudios puede significarles la muerte. Las pandillas son demasiado celosas y también se han dejado contagiar por la rivalidad de los estudiantes técnicos y nacionales: un estudiante nacional no puede circular en territorio MS, como un técnico puede ser asesinado si entra a los dominios del Barrio 18. 

En aquella ocasión escribí que seis días antes de que mataran a Saúl Cedillos, el Sr. Lotto lloró en Facebook la muerte de uno de sus mejores amigos. Se trataba de Águila, un joven que murió en la sala de emergencias de un hospital público minutos después de haber sido acuchillado en el centro de la ciudad capital. 

El 12 de agostó en el muro de Águila, Lotto había escrito:

'El compadrito queria ser loko y ganarse su respeto........ ahora ya no esta con nosotros pero ants de irse logro ganarse su respeto y lo vamos a recordar como los grandes..... como lo demostro hasta el ultimo momento....... Guerriando hasta el final......... dio su vida por el instituto y eso no se va a quedar asi malditos perros de mierda...... RIP SR. ÁGUILA.............Que Diosito me lo tenga con el en el cielo.......siempre lo llevaremos presente en la mente y me voy a desquitar aunq m tilden de delincuent..... Se metieron con la family E.N.C.O. y eso no se hace........!!!!!! Asi q nos vemos a la vuelta de la esquina para la revancha............'.

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En aquella ocasión le envié un inbox y días después, Lotto me respondió por primera vez. 

'Bien viejo l es l águila pues fue a las 6y30 d la ma~ana l 12 d agosto frent al palacio nacional lo traboneron con una mariposa unos dl iti al águila lo auxiliaron 2 ke handaban con l y corrieron hasta l punto d la 48 fue ahí cuando l águila c dsmayo en ese momento iva pasando una patruya n la ke lo subieron pro el ya iva inconcient fue en l hospital ke trajicament murio. Esa s la historia viejo'.

A finales de octubre le envié una nueva pregunta. Le pedí que me respondiera si toda esa lucha entre estudiantes tenía sentido. Él, que posaba con machetes, podía darme una visión más clara del asunto. “No acabo de entender por qué tanta rivalidad”, escribí. “¿Por qué se pelean tanto?”, pregunté. “¿Qué ganan, qué pierden? ¿Qué pasa cuando ya dejan el instituto? ¿Siguen –o seguirán– pensando en que el otro es el enemigo? ¿Vale la pena? Quiero entender esto, y me harías un gran favor si me contestas”.

Hace unos días recibí su respuesta Inbox. Todo lo que ha escrito ya lo había leído, y de alguna manera intenté incorporarlo en el especial que terminamos publicando. Sin embargo, por razones editoriales no cupo, pero vaya oportunidad para que lo leamos de nuevo. No solo porque lo recomienda el Sr. Lotto, sino porque en algunos tramos deja que se le escape algún comentario. 

Copio y pego las verdades del Sr. Lotto.

El origen de los encuentros (violentos) entre los estudiantes

Las escenas violentas que protagonizan estudiantes de varios centros educativos en la actualidad, conocidas de forma popular como las riñas estudiantiles, que muchas veces tienen como destino la cárcel, el hospital o la morgue, tienen su origen en las confrontaciones entre las barras de los equipos colegiales de baloncesto de hace más de 70 años.

En ese entonces, según el estudio de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) “Compitiendo en bravuras. Violencia estudiantil en el Área Metropolitana de San Salvador”, estudiantes de colegios privados, como el Externado San José, el Liceo Salvadoreño, el Colegio García Flamenco y el Instituto El Salvador, que apoyaban a sus equipos colegiales, eran partícipes de las riñas cuando no se conformaban con las decisiones de los árbitros, cuando sus equipos perdían o, simplemente, por hacer el juego de “molestar” a sus rivales.

En 1946 LA PRENSA GRÁFICA escribió la primera noticia sobre esas confrontaciones. Desde ese momento, se reprochó desde distintas palestras la conducta impropia de los estudiantes. Fue en junio de 1959 cuando el “leve” fenómeno de las confrontaciones entre las barras estudiantiles de los colegios privados tomó dimensiones mucho más violentas. La portada de este periódico del 17 de junio informaba sobre un tiroteo contra un autobús de la barra del Externado San José por parte de alumnos del Instituto El Salvador, luego de un juego de baloncesto en que el equipo del instituto perdió.

La Policía empezó a intervenir. Los siguientes protagonistas

Durante los años sesenta y setenta las riñas estudiantiles, cuyas causas para los jóvenes estaban en la rivalidad deportiva dentro de los campeonatos que jugaban sus equipos colegiales, dejaron de ser casos aislados y pasaron a ser un patrón de los juegos, en los que la Policía tenía un papel disuasivo.

Los colegios, de forma paulatina, desaparecieron de los escenarios violentos, y en 1978, el Externado San José se retiró de los campeonatos colegiales. Sin embargo, en ese mismo período de finales de los años setenta, institutos públicos como el INFRAMEN, el ITI (desde 1999, INTI) y la ENCO (hoy INCO) surgieron como herederos de la violencia entre instituciones.

El estudio de FLACSO, cuya última edición es de 2007 y en el que se contó con la colaboración de la Cooperación Técnica Alemana (GTZ), el Ministerio de Educación (MINED), la Secretaría de la Juventud, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la ICCO de los Países Bajos, detalla que el 15 de mayo de 1982, durante la inauguración de los XXI Juegos Deportivos Estudiantiles, es la fecha del “mítico origen de las rivalidades y confrontaciones actuales”, cuando varios estudiantes del INFRAMEN y del ITI “se enfrentaron con cinchos y botellas, después de lanzar objetos a los atletas del instituto adversario”. LA PRENSA GRÁFICA reportó también ese hecho violento que ocurrió en el estadio Flor Blanca, en el que resultaron dos estudiantes heridos: “Desde un principio la ‘barra’ del Técnico Industrial fue la provocadora del incidente, al lanzar objetos a los atletas del Nacional, cuando estos hicieron su aparición en el desfile. Posteriormente, los del Nacional hicieron lo mismo al pasar los atletas del Técnico Industrial (...). Fue allí donde se dieron de hebillazos con la barra contraria”.

En el estudio de FLACSO se lee: “Cuando los estudiantes y ex estudiantes cuentan los orígenes de las rivalidades actuales, muchas veces hacen referencia a incidentes que varían en múltiples aspectos. Sin embargo, lo que sobresale y queda constante es el hecho de que las mascotas, y en consecuencia el orgullo y la identidad del ITI e INFRAMEN, fueron objeto de humillación por los contrarios”.

“Más allá de cualquier lesión física, son exactamente las lesiones a la identidad de la institución lo que resulta más difícil de sanar”, dice el estudio.

La calle como campo de batalla

En los años noventa el recrudecimiento de las rivalidades, que cada vez eran menos deportivas, obligó a muchos estudiantes a conducirse con cautela por las calles de San Salvador, con mucha más razón si pertenecían a institutos públicos, y a cuidarse de sus contrarios. Ser contrario significaba ser un estudiante de un instituto de bachillerato académico o un estudiante de bachillerato técnico. De esta forma, el INFRAMEN y el ITI pasaron a ser los referentes de las riñas estudiantiles en San Salvador y comenzaron a ganarse simpatías entre alumnos de los otros institutos. De esta forma, se organizó “la raza”, que se dividió entre los llamados “nacionales” y “técnicos”.

Las rivalidades actuales, de las que es protagonista una minoría abajo del 10% de los alumnos de los institutos, ya no son deportivas. Las riñas hoy tienen consecuencias mayúsculas. En ellas, tomar a como dé lugar la camisa, la insignia, la hebilla, el pin o cualquier identificativo del instituto contrario es un acto heroico y las prendas rivales sirven como trofeo.

En la actualidad hay infiltración de pandillas en estos grupos de alumnos.

15 de diciembre de 2011

***

Escribí al Sr. Lotto, a finales de diciembre, para darle las gracias y para saber más de él. Esperé todo enero y ya nunca más respondió. Sospecho que ya se graduó, ya que en su facebook se ha declarado “ex estudiante” de un instituto nacional. La penúltima vez que hurgué su cuenta había quitado la foto en la que, desafiante, cargaba un machete. En su lugar hay una  en la que el Sr. Lotto aparece en primer plano, viendo al suelo, y ataviado con un suéter cuyo gorro le cubre la mitad del rostro mientras con la mano derecha hace una seña...

(San Salvador, El Salvador. Febrero de de 2012)

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